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Esta semana las lluvias nos dieron cierta tregua para poder disfrutar de nuestra salida sabatina. Lo que es bendición para el campo es maldición para otros; pues, como dice el refrán, nunca llueve a gusto de todos. En esta ocasión la ruta fue la de Agrón, previo paso por los municipios de Armilla, Alhendín, Otura, la Malahá y Ventas de Huelma. Nos lanzamos a la carretera. Las conversaciones entre compañeros, los reencuentros y el paso por estas localidades no nos privaron de avanzar a buen ritmo ni de apreciar los primeros albores del día. Teníamos como objetivo trabajar la manera más eficiente (y segura) de rodar en grupo, por lo que realizamos diferentes ejercicios de técnica de relevos: los más pausados del principio dieron paso a los de «tipo ruleta», relevos muy cortos donde es crucial una correcta cooperación. Las obras de la carretera que conecta la Malahá con el polígono industrial de Escúzar hicieron que modificásemos el itinerario; nos dirigimos hacia Chimeneas, en pleno corazón del Temple. El Temple es una sub-comarca natural dominada por colinas onduladas, en cuyas lomas crecen la vid y el trigo. Estos días de finales de invierno suponen la transición hacia la época primaveral, cuando las tierras áridas son sepultadas por un mar de color verde salpicado del rojo de las amapolas y del blanco rosáceo de los almendros en flor. Encaramos el sinuoso ascenso a Agrón, cuya rampa final se agarra bastante si el ritmo es alto (que lo fue). Barrita en la cima y para abajo. En el regreso hacia Granada continuamos nuestro trabajo de relevos bajo incipientes nubes. Un pasodoble para coronar el alto de la Malahá y terminar así de soltar la carbonilla. La inmensidad del azul del firmamento fue eclipsada por un cielo enladrillado que auguraba lluvia. Lluvia que, para favor nuestro y para el de nuestras flacas, no tuvimos ocasión de presenciar.

SEGUNDA ETAPA (Calendario 2024): LÁCHAR 67,2 kms. Etapa llana.

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