Este sábado tocaba etapa por el poniente granadino. Una etapa que, si bien no muy dura en puertos, sí fue un desafío por los kilómetros y la deficiencia de algunas de las carreteras por las que transcurre. Con las primeras luces del día, un mermado grupo de cinco valientes nos poníamos en marcha. Destacar la ausencia de nuestro coach y leader, que por obligaciones de asistencia a las distintas competiciones de su universidad no nos podía acompañar. La primera parte de la ruta comienza por la vega granadina. El día es fresco y las nubes amenazan; de hecho, al poco de abandonar la vega y adentrarnos en el poniente, el suelo está mojado por la lluvia caída. Sin embargo, la suerte está de nuestro lado y en cuanto comenzamos el descenso de Íllora hacia Tocón el día empieza a mejorar, poco a poco el sol va asomando y una ligera brisa (que incluso se agradece) nos acaricia durante la travesía hasta Salar. Allí comienza la principal dificultad del día en lo que a desnivel se refiere: el Puerto de la Gallina. El grupo a muy buen ritmo lo supera con facilidad y comienza el terreno favorable, si bien no un descenso vertiginoso, que nos separa de Alhama de Granada. Nos adentramos en el centro y en una de sus magnificas plazas, junto a su famoso tajo, degustamos un magnifico desayuno gentileza de nuestro compañero Joaquín. Tras el merecido descanso, comenzamos el regreso a Granada. En breve atravesamos el pantano de los Bermejales y comenzamos el puerto del Lucero; se impone un fuerte ritmo y el grupo se dispersa levemente pero las fuerzas están muy igualadas. Los deberes están hechos y los integrantes, a pesar de los kilómetros, están enteros. De ahí hasta el final de la ruta el grupo rueda agrupado y en tranquilidad, superando la última dificultad de la jornada, el puerto de la Malahá, a un ritmo cómodo y charlando amigablemente. En definitiva, un gran día de ciclismo.
Esta etapa, tendrá acompañamiento de coche.
El último sábado de mayo nos deparó una bonita ruta por la comarca de Alhama. Emprendimos la marcha desde la capital con un rodar suave. Atravesamos con tono distendido los pueblos de la parte sur del área metropolitana. Los primeros rayos solares auguraban un día caluroso. Y es que, como viene siendo norma común en los últimos tiempos, el estío cada año adelanta su llegada con temperaturas que no son propias de la primavera. Primavera que había teñido de verde semanas atrás los campos de cereales que nos rodeaban en nuestro camino hacia la Malahá. Campos ahora vestidos de oro debido, como decimos, a las altas temperaturas. Continuamos a muy buen ritmo hasta Ventas de Huelma y, desde ahí, hasta el cortijo de Ochíchar. Este se halla emplazado en una loma separada por una sinuosa carretera del municipio de Cacín, hasta el cual emprendimos un vertiginoso descenso. Afrontamos entonces la primera dificultad montañosa de la jornada: Cuesta Gorda. Esta exigente subida hace honor a su nombre. Coronamos y enfilamos la bajada hacia Alhama. Atravesamos el núcleo urbano de esta localidad, poblada en tiempos pretéritos por romanos y musulmanes, para desayunar y tomar algunas instantáneas en la conocida pantaneta, hogar de numerosas especies de aves acuáticas. Tras el avituallamiento, pusimos rumbo al embalse de los Bermejales. Tuvimos ocasión de apreciar una bella estampa de los picos más altos del parque natural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Rodeamos el pantano para llegar a Fornes, previo paso por Arenas del Rey. Se trataba entonces de ascender el segundo gran puerto del día: el alto del Lucero. Desde la cima contemplamos una majestuosa panorámica de los parajes anteriormente descritos. Pedaleamos hasta Agrón y, tras una breve parada, se decidieron afrontar como tramo libre los últimos kilómetros de la etapa. Estos kilómetros finales transcurrieron por el Temple entre demarrajes, escapadas y persecuciones. En definitiva, finalizamos otra maravillosa jornada de ciclismo con aspectos tácticos propios de la estrategia de nuestro deporte.
Hoy los integrantes del grupo nos disponíamos a hacer la lágrima, ruta no muy exigente con una primera parte muy favorable y una segunda parte más dura por desnivel y kilómetros acumulados pero sin ser muy exigente. El día ha amanecido algo fresco y con nubes dispersas pero pasada la primera hora tornaba en soleado y la temperatura pasaba a ser perfecta. Una vez iniciada la ruta por Armilla y salvado el Suspiro del Moro, primera dificultad del día, se hacía una parada a petición del que escribe para ajustar relevos y poner al día a nuestro compañero Jesús, que hacía bastante tiempo que no nos acompañaba. Tras esa primera charla comenzaban los relevos y Jesús quedaba exento de ellos a petición propia argumentando su bajo estado de forma. Tras un gran trabajo del resto de integrantes y a un magnífico ritmo nos plantabamos en la presa de Rules, primera parada del día. Tras documentar dicha parada y reponer fuerzas iniciábamos el ascenso a Granada por las localidades de Órgiva y Lanjarón, antesala de nuestra querida Alpujarra Granadina. Nuestro querido Antonio tiene a bien invitarnos a todos a un magnífico desayuno en Órgiva. Tras el desayuno, una breve parada a reponer agua en Lanjarón y comenzamos el ascenso más duro del día hasta el Suspiro del Moro; en la primera dificultad de dicho ascenso nuestro querido Joaquín flaquea debido, probablemente, al gran constipado que trajo de Benidorm y a su falta de fondo, por lo que decidimos aflojar el ritmo. En este punto, nuestros compañeros Pablo y Jesús deciden realizar la gran galopada del día y, finalmente, nos esperan en el Suspiro del Moro donde, tras un «desencuentro mariano» entre un servidor y nuestro compañero Jesús, cada uno regresaba a su casa como el rosario de la aurora.