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Un sábado más, los socios y simpatizantes del club Guad al Xenil nos lanzamos a la carretera. Esta vez (y tras una leve modificación en el itinerario) pusimos rumbo al poniente granadino. Los primeros compases de la etapa nos condujeron a los pueblos de la Vega: Santa Fe, Fuente Vaqueros y Valderrubio. Fue justo antes de la localidad de Obéilar donde nos desviamos para encarar la primera dificultad montañosa de la jornada: el Cerro Malacara. Este puerto, desconocido y salvaje, se caracteriza por un firme en mal estado repleto de socavones. Socavones que fueron esquivados con destreza por los cuatro valientes que nos adentramos por aquellos parajes. Y es que aquella carretera era una novedad para nosotros. Carretera rodeada de verdes colinas, las cuales fueron contempladas con las primeras luces del día. Llegamos entonces al municipio de Íllora, donde renaudamos la expedición tras un breve avituallamiento. Afrontamos el segundo puerto del día desde Alomartes. Una sinuosa y muy empinada calle nos conduciría al recóndito Alto de los Tomillares. Desde la cima tuvimos ocasión de contemplar unas vistas espectaculares de la vega granadina. Emprendimos el descenso hacia Montefrío. Recorrimos sus calles llenas de historia. Calles que podemos apreciar con especial detalle desde el mirador de National Geographic. Sin duda, uno de los más bellos rincones de nuestra querida provincia. Rodábamos entonces hacia Tocón. Desde esta localidad regresamos a Granada a piñón fijo. El buen ritmo en nuestro rodar a través de las extensas llanuras nos permitio alcanzar el área metropolitana en un abrir y cerrar de ojos. Volvimos a casa después de una ruta de exploración donde habíamos disfrutado del deporte, de la naturaleza y, especialmente, de la compañía.

Qué gran ruta de ciclismo tuvimos el privilegio de compartir el pasado sábado 4 de mayo. Nuestro destino: Sillar Baja. Emprendimos esta décimo tercera etapa, como de costumbre, desde Serrallo Plaza. Cruzamos de sur a norte la capital con las primeras luces del día. Día que se presentaba soleado y con una temperatura ideal para la práctica de nuestro deporte. Una vez dejado atrás el cinturón metropolitano, y a escasos metros del Cubillas, iniciamos el trabajo de relevos que iba a estar presente en nuestro discurrir por la antigua Nacional 323 que, pese a labores recientes de mantenimiento, sigue conservando su asfalto en muy mal estado. La anécdota del día la protagonizaron un compañero del club y el maquinista del tren que transita por aquella vía. Ambos se dieron mutuamente los buenos días; el primero lo hizo con efusivos saludos y, el segundo, tocando la bocina de su caballo de hierro. Así llegamos hasta Iznalloz, donde retomamos la marcha tras una breve parada de avituallamiento. Iba a dar comienzo ahora un trabajo de persecución, por el cual uno de los integrantes del pelotón iba a escaparse en solitario, mientras que el resto tenían que darle caza. Así se hizo. Este tramo de carretera hasta Darro, en plena comarca de los Montes, supuso un deleite para la vista: Sierra Arana, con sus cumbres de apariencia casi alpina, se elevaba majestuosa sobre los verdes prados que colorean sus estribaciones. A pesar del elevado ritmo durante la persecución, los socios y simpatizantes del club Guad al Xenil no dejamos de apreciar las maravillas de la naturaleza que nos rodeaba. Se trataba ahora de ascender a la casi recóndita localidad de Sillar Baja. La sinuosa pero apenas transitada carretera por la que se accede nos permitió pedalear a un ritmo sostenible hasta nuestro destino. En el recuerdo queda la tranquilidad de este bonito rincón de nuestra querida provincia. Marchábamos ahora de regreso a casa; sin embargo, la ruta iba a seguir revelándonos algunos atractivos más: el paisaje del Altiplano Granadino y el embalse de Francisco Abellán, perteneciente al municipio de La Peza. Desde este bello municipio encaramos la última dificultad montañosa de la jornada: el Puerto de los Blancares. Este puerto, largo pero tendido, se subió a un ritmo contenido. Coronamos y emprendimos el tramo favorable hacia Granada, previo paso por Quéntar, cuyo pantano había estado desembalsando agua las semanas anteriores. Un sábado más, llegábamos a casa dando gracias a la vida por hacernos disfrutar, con salud y en buena compañía, de nuestro querido deporte.

Jornada de descanso.

No siempre las cosas son fáciles para nuestros integrantes y hay días en los que las dificultades aparecen a primeras de cambio y durante la ruta, pero a pesar de todo hay que decir que todos hemos acabado sanos y de una pieza que ya es mucho teniendo en cuenta las circunstancias de hoy. Con las primeras luces del día se salía de Serrallo Plaza como de costumbre, un grupo muy mermado por circunstancias familiares y diversos compromisos de nuestros integrantes, aún así nos encaminamos por la carretera que lleva hasta Quéntar, tras atravesar Cenes a un ritmo distendido nos disponemos a afrontar la primera dificultad del día, y es que al parecer habia algun tipo de concentración o ruta motera que nos ha acompañado durante toda la ruta tanto en el sentido de vuelta como en el de ida. Sorprendentemente tan numerosa concentración no disponía de ningún tipo de señalización ni seguridad por parte de su organización, hablamos de cientos de motos transcurriendo por una carretera sin arcenes, muy estrecha y de las más frecuentadas por los ciclistas granadinos. Probablemente si se hubiese advertido dicho evento o difundido por los organizadores la mayoría de ciclistas hubiésemos optado por otra ruta alternativa. Algunos de los integrantes de dicha concentración o ruta motera hay que decir que se han comportado como auténticos criminales que no respetan ni sus vidas ni la de los demás usuarios de la carretera: velocidad inadecuada para el tipo de vía, adelantamientos temerarios sin visibilidad con vehículos en sentido contrario, ningún respeto por las distancias de seguridad a los demás usuarios de la carretera, uso del claxon indebido a los ciclistas, etc. Aún así nos hemos repuesto a todas estas dificultades y mención especial a nuestro Antonio que nos acompañaba a pesar de su maltrecha espalda. Después de conseguir llegar a La Peza a pesar de todo lo relatado hemos decidido emprender regreso para no descargar nuestras baterías ya que la próxima semana algunos de los integrantes afrontaremos el reto de la Gran Fondo Guad al Xenil. Afortunadamente ha sido un regreso algo más tranquilo y las sonrisas han vuelto a verse en el grupo y después de lo vivido en la mañana de hoy solo queda dar gracias de regresar a casa sanos y salvos un día más. Por último decir que parece increíble que se pueda organizar a día de hoy un evento de estas características sin ningún operativo de seguridad por parte de las autoridades competentes.

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