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Este sábado tocaba etapa por el poniente granadino. Una etapa que, si bien no muy dura en puertos, sí fue un desafío por los kilómetros y la deficiencia de algunas de las carreteras por las que transcurre. Con las primeras luces del día, un mermado grupo de cinco valientes nos poníamos en marcha. Destacar la ausencia de nuestro coach y leader, que por obligaciones de asistencia a las distintas competiciones de su universidad no nos podía acompañar. La primera parte de la ruta comienza por la vega granadina. El día es fresco y las nubes amenazan; de hecho, al poco de abandonar la vega y adentrarnos en el poniente, el suelo está mojado por la lluvia caída. Sin embargo, la suerte está de nuestro lado y en cuanto comenzamos el descenso de Íllora hacia Tocón el día empieza a mejorar, poco a poco el sol va asomando y una ligera brisa (que incluso se agradece) nos acaricia durante la travesía hasta Salar. Allí comienza la principal dificultad del día en lo que a desnivel se refiere: el Puerto de la Gallina. El grupo a muy buen ritmo lo supera con facilidad y comienza el terreno favorable, si bien no un descenso vertiginoso, que nos separa de Alhama de Granada. Nos adentramos en el centro y en una de sus magnificas plazas, junto a su famoso tajo, degustamos un magnifico desayuno gentileza de nuestro compañero Joaquín. Tras el merecido descanso, comenzamos el regreso a Granada. En breve atravesamos el pantano de los Bermejales y comenzamos el puerto del Lucero; se impone un fuerte ritmo y el grupo se dispersa levemente pero las fuerzas están muy igualadas. Los deberes están hechos y los integrantes, a pesar de los kilómetros, están enteros. De ahí hasta el final de la ruta el grupo rueda agrupado y en tranquilidad, superando la última dificultad de la jornada, el puerto de la Malahá, a un ritmo cómodo y charlando amigablemente. En definitiva, un gran día de ciclismo.

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